dimecres, 11 de maig del 2011

Una historia mágica

Una mañana de verano, un niño llamado Nacho, se encontraba en la casa de veraneo de sus abuelos en Torrox (Málaga); Nacho iba con su abuelo a pescar todas las mañanas. Esa mañana de verano  Nacho llego antes a la zona de pesca, Nacho avistó un gran pez dorado, rápidamente fue a contárselo a su abuelo. Su abuelo corrió a verlo pero en ese momento el pez desapareció, el abuelo pensaba que era todo fruto de su imaginación y no le creyó.
Nacho muy desilusionado se fue a una playa más lejana, allí se sentó junto a la orilla, de repente escuchó una voz que le llamaba, Nacho se dio la vuelta porque creía que era su abuelo pero no, la voz venia del agua. Nacho se acercó al agua y cuál fue su sorpresa que el pez dorado, el pez que había desaparecido, estaba allí y hablaba. Él se quedó muy sorprendido al ver que ese pez hablaba y que sabía su nombre. El pez lo vio muy asustado y le dijo: Nacho,  no te preocupes, no te voy a hacer daño. Tranquilo, sólo soy un pez que habla. Y Nacho le respondió ¿Cómo sabes mi nombre? El pez muy tranquilo a pesar de los saltos que Nacho daba sobre el agua le contestó: es una larga historia amigo, pero si la quieres saber ven conmigo. Él le siguió, pensó que no pasaría nada, los dos se adentraron en el mar. El pez le dijo que si quería conocer toda  la vida que había bajo el agua. Nacho le dijo que su habilidad, precisamente, no era la de la respiración bajo el agua, pero que le encantaría . El pez le dijo: no te preocupes Nacho que no te pasará nada, ya verás. De repente,  Nacho se zambulló y él notó que no se ahogaba, no le costaba nada respirar bajo el agua. Nacho le preguntó al pez : ¿Cómo puedo hacer eso? El pez le contestó : la magia del mar, eso es lo que hace que no te ahogues.
Cuando estuvieron en lo más profundo del mar algo brillaba muchísimo Nacho vio algo que ningún ser humano había visto, algo maravilloso, algo sorprendente ,una bola de luz  en el fondo del mar muy grande. Nacho se quedó anonadado, no se lo podía creer. De repente vio un gran cartel que ponía: SIRELANDIA .
El pez dorado y él se adentraron en la gran bola de luz. Cual fue su sorpresa  que vio una ciudad, una ciudad como las que había por encima del mar pero solo había una gran diferencia; las personas. Las personas no  tenían piernas, las personas tenían cola  y todo indicaba que eran sirenas y sirenos. Nacho cada vez estaba más sorprendido pensaba que todo era un sueño no se lo podía creer y se empezó a pellizcar las mejillas con fuerza. Al ver que no servía para nada que no valía la pena, desistió de seguir intentándolo. El pez lo llevó hacia un gran edificio donde había dos guardianes en la puerta. Subieron hasta el último piso del edificio, allí en lo más alto de aquel edificio se encontraba un sireno, era muy grande con un tridente vestido de azul brillante y con una barba muy  larga. El sireno se presentó y le dijo que era Aarón, el rey de todos los sirenos de esa gran ciudad a la cual la llamaba “gran bola de luz”.
Aarón le presentó a su hija Teresa, una niña muy guapa de la cual Nacho se quedó prendado al verla. Nacho habló con Teresa y le dijo todo lo que había sentido al verla. A Teresa le había pasado lo mismo y así se lo dijo, los dos muy enamorados fueron a hablar con el padre de Teresa. Aarón les dijo que era imposible ya que el efecto de la respiración bajo el agua no duraría mucho más de dos días, pero le propuso otra opción: si te conviertes en sireno podrás estar toda la vida junto a mi hija Teresa pero tendrás que olvidarte de toda tu familia y amigos de toda la vida que hay fuera de aquí, lo deberías de dejar todo por mi hija. Nacho dijo que si, que no le importaba porque la quería, que nunca había sentido lo que sentía por su hija y que aceptaba, pero sólo le pidió una última cosa, que pudiera ver por última vez a su familia. Aarón con su magia concedida por todos los seres vivientes del mar, en un espejo hizo aparecer la imagen de su familia. Tenían cara de preocupación y Nacho quería saber el ¿por qué? Aarón le explicó que no había transcurrido tan poco tiempo como él  pensaba, en realidad habían pasado tres días. No apareces por tu casa tu familia está muy preocupada y necesitan saber dónde estás.
Nacho cogió de la mano a Teresa y le dijo que ahora no  podía estar con ella però que cuando volviera a verla no se separaría de ella.  Y le dijo: el tiempo que esté lejos de ti nunca te olvidaré y pensaré en ti cada segundo que no esté a tu  lado.
Nacho se despidió de ella pero le seguía rondando una pregunta por la cabeza ¿Cómo sabían quien era? Aarón le respondió: es cosa del destino, te llevamos observando desde que naciste porque nosotros sabemos que tu eres buen chico y que tarde o temprano harás feliz a mi hija. Ahora vete, tu familia te espera. Tranquilo, cuando vuelvas, nadie se acordará de nada.
Nacho volvió a su casa, todo el mundo creía que se había quedado dormido en alguna playa y que por eso había llegado un poco tarde, pero Nacho no dejaba de pensar en Teresa.
Al cabo de unos años Nacho volvió a la playa donde había visto por primera vez al pez dorado  y allí estaba esperando a que él estuviera preparado y pudiera volver. Nacho volvió a “la gran bola de luz” y  allí estaba Teresa, esperándole. Y como él prometió, se convirtió en un sireno. Se casó con Teresa  y hasta el día de hoy Nacho y Teresa siguen juntos y nadie ni nada los separará.

Celia Maldonado, 2n ESO A

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